El sello identificador de la Fundación Contigo Siempre es que los voluntarios de la Fundación han de ser personas que estén llenas de Dios, pues solo el que tiene a Dios dentro puede transmitirlo y hacerlo llegar a los demás.
El voluntario de Contigo Siempre ha de ser una persona que antes de acudir a una casa a visitar a un enfermo o a sus familiares, ha de ponerse en oración y pedir al Señor que sea El, el que hable por su boca.
El voluntario de Contigo Siempre, ha de ser una personas que sea capaz de sentir que al llegar a casa del enfermo, pisa lugar sagrado y que la persona postrada en cama o sus familiares, son Cristos vivos , sufrientes que al igual que nuestro Señor en el huerto de los olivos, nos están pidiendo : “Velad Conmigo”, y nuestra misión será esa: Velad con el enfermo, estar a su lado, compadecerse de él, que no es lo mismo que tenerle lástima. Compadecerse es compartir el padecer, compartir el dolor, hacerse uno con el sufrimiento de nuestro hermano.
El voluntario de Contigo Siempre, ha de ser una persona que sea capaz de transmitir, aun sin palabras en la mayoría de los casos, el Amor que Dios siente por cada uno de sus hijos. Que sea capaz de transmitir que esa persona es un hijo predilecto y adorado por Dios y que lo está esperando, al otro lado de este túnel para colmarlo de felicidad.
El voluntario de Contigo Siempre, no solo tiene que tener buen corazón, sino que ha de transmitir como es el Corazón de Cristo, y para ello, no solo va a contar con su propia oración sino que va a tener detrás a un equipo de personas cuya misión en la fundación va a ser rezar por los enfermos y rezar por los que hagan el acompañamiento.
Estamos seguros que con el arma infalible de la oración y con la compañía del Espíritu Santo, que no dudemos que estará a nuestro lado en cada visita, nuestra misión no puede fracasar.